Desde que se iniciaron las protestas en Venezuela se han desatado varios fenómenos que trascenderán en la historia de este país y merecerán el análisis exhaustivo cuando corresponda. Algunos de ellos son: el papel que han tenido los medios de comunicación en el conflicto, el protagonismo de internet con las redes sociales y cómo una camada de ciudadanos han emprendido una cruzada para informar lo que pasa en la calle con su celular en la mano
En el contexto mediático hay periódicos que han dejado de circular por la falta de papel y el retraso en la entrega de divisas, mientras que otros han bajado al mínimo la cantidad de páginas y la circulación para correr la arruga. Los canales de televisión de señal abierta han mostrado en algunos casos una indiferencia insolente ante las represiones y las manifestaciones. Hemos visto como mientras el país está encendido para los canales es más importante pasar Flipper, programas grabados de cocina o, simplemente, mostrar que todo está perfecto y en “paz”. Los programas de radio han hecho innumerables esfuerzos por darle cobertura a todo lo que pasa, pero a veces esas voces se diluyen gracias a la musiquita tropicaliente que reina en el espectro radiofónico.
Dentro de este panorama que parece ser desolador lograron resaltar algunos personajes que han tomado la labor de informar aquellas cosas que muchos callan como un mantra que espanta los espíritus de la confusión y la injusticia. Algunos de ellos son empleados de medios que no les dan todo el espacio que quisieran para informar y por eso se lanzan a la calle a indagar y plasmar realidades en sus cuentas de twitter. Pero llama la atención cuando se trata de periodistas independientes o más aun, de personas que ni siquiera son periodistas. La mayoría de los videos y fotos que abundan en internet son tomados por manos temblorosas y un lente amateur que estaba en la zona y decidió grabar. Un ejemplo más de que los medios están achantadísimos en comparación a la vorágine de ciudadanos que deciden convertirse en reporteros de sus propias realidades.
Haciendo periodismo por un amigo
Dentro de todo este escenario surge Melanio Escobar, un periodista independiente que ha pasado por varios medios de comunicación hasta que terminó gestionando su propia productora audiovisual donde realiza videos para algunas marcas y organizaciones sin tildo político. El 12 de Febrero pasó a ser uno de estos personajes que dentro del vacío informativo o “medias verdades”, como algunos lo llaman, se erigió como bastión de la información. “Todo empezó por necesidad, no conseguí a unos compañeros con los que yo estaba marchando ese día. No sabía cómo avisarle a sus familiares y le pregunté a la gente del twitter. Dije que estaba buscándolos y en cuestión de segundos me escribió la exnovia. Me pidió un número, llamó llorando y me puso a hablar con la mamá. Me dijeron que lo habían detenido pero que no sabían a dónde”, comenta Melanio mientras revisa unos papeles desde su improvisado escritorio.
Ese día, ocurrieron 3 muertes y muchos jóvenes fueron detenidos en todo el país. Las redes sociales se volvieron un cúmulo de personas desesperadas buscando amigos o familiares que habían visto por última vez en las marchas. “Cuando la mamá me dice que no sabe me entra una impotencia. O sea uno no lo piensa, pero ¿a dónde irías a preguntar tú si detienen a algún familiar? Yo no sabía, entonces empecé a preguntar. Me dijeron: ‘mira puede estar aquí, aquí o allá’. Me monté en mi carro y fui. Le pedí ayuda al abogado Luis Cabrera y empezamos a recorrer todos los sitios que nos habían dicho. Mientras íbamos preguntando, nos informaban los nombres de los muchachos que estaban en esos lugares detenidos”, cuenta.
Allí Melanio se da cuenta de que tal vez los amigos y familiares de esos chamos estaban en la misma situación que él. Puso los nombres en su cuenta de twitter y la gente empezó a hacerse eco de esa información. Rápidamente la gente empezó a seguirlo y hacerle RT. Periodistas y medios comenzaron a citar su información. “Cuando Miguel Henrique Otero (Director de El Nacional) me hizo RT fue que dije ‘coño, estoy metido en un peo’. Desde allí sabía que tenía que informar. Desde ese día he pasado la mayor parte del tiempo sin dormir”, recuerda seriamente mientras revisa constantemente su celular. Antes del 12F @MelanioBar tenía 10 mil followers, hoy en día tiene más de 30 mil.
“Yo soy padre y me imagino la desesperación que debe sentir alguien que no sabe el paradero de su hijo.”
A pesar de que Melanio consiguió a su amigo siguió pateando la calle junto a un equipo de panas que fueron auto-reclutándose. “La gente empezó a escribirme y a darme nombres de desaparecidos. Madres desesperadas preguntándome que si su hijo estaba en tal lado. ¿Cómo yo los ignoraba y me hacía la vista gorda? Yo soy padre y me imagino la desesperación que debe sentir alguien que no sabe el paradero de su hijo”, comenta Escobar. “Tuve la fortuna de conseguirme gente que estaba comprometida con la causa. Miguel Pizarro, Laura Solórzano, Gabriela Ferrari, Armando Nori, compañeros de la universidad, gente que nos llevaba baterías de celulares. En algún momento cuando volteé a un lado estaba trabajando en conjunto con la comisión de derechos humanos de la UCAB, tomándome un café con Foro Penal, me llamaba Delsa Solórzano para pedirme información, revisaba listas con el diputado Miguel Pizarro“, acota.
La verdad es que él considera que se fue dando, no hubo como un antes y después, simplemente ¡pum! Ya estaba metido en un peo. “Y es un peo peligroso. Al estado no le conviene la autonomía de pensamiento, no tener miedo. Tenemos miedo, pero somos valientes. Que me allanen, que me matan, que me metan preso. Pero tengo que informar. Esto va más allá de algo político. Nunca le he preguntado a nadie su tendencia política, evidentemente uno lo sabe porque estaban en las marchas de la oposición pero defendería igual a los que sean afectos al gobierno y sea detenido injustamente.”, sentencia.
Melanio empezó a seguir muy de cerca los casos de los chamos que estaban detenidos: “Fui testigo de confesiones brutales, agresiones a la integridad física, he visto los ojos morados, he visto las costillas fisuradas, madres que se apoyan en una estampita, un rosario, cualquier cosa, esperando el veredicto de unos chamos que tratan como criminales cuando estaban protestando por un mejor futuro. He tenido que presenciar cosas que ninguna sociedad debería pasar. Violaciones a los derechos humanos. El simple hecho de que te ruleteen y te mantengan incomunicado de tus familiares es una violación a los derechos humanos”. Imposible no seguir adelante con la labor cuando te enteras de historias así. Imposible no querer ayudar cuando ves como Venezolanos son agredidos sin contemplación. “Es lo mínimo que puedes hacer. ¿No?”, pregunta retóricamente Melanio.
“Que me allanen, que me matan, que me metan preso. Pero tengo que informar. Esto va más allá de algo político.“
Desde allí, empezó a recibir entrevistas de Brasil, Chile, EEUU, Uruguay, España, Venezuela y muchos lados. Acá en Venezuela una de las que más lo impresionó fue cuando estaba informando en tiempo real sobre el traslado de unos detenidos hasta el Palacio de Justicia a una emisora de corte juvenil. Pero aquí le cuestiono porque cualquier pudiera pensar que está haciendo esto por plata, por pescar en río revuelto: “Esto lo que me ha generado es un desgaste económico, psicológico y físico. Todo el dinero que he dejado de ganar y que he gastado comprando baterías para los celulares, comida, saldo, etc. Tal vez es tonto, pero cansa. He tenido que moverme hasta a 7 lados en un solo día. Creo que es ilógico pensar que estoy haciendo esto por plata. Yo no he cobrado ni medio por esto. La gente me ha ofrecido dinero, hacerme transferencias para colaborar con los chamos y yo no he querido aceptarlo nunca porque me parece que se tergiversa la labor.”
Escobar asegura que su aporte ha sido eliminar la desinformación, proteger a los venezolanos. Para él, ya “eso es suficiente”. Pero por supuesto que esto no debe ser fácil, así que retomando lo que comentaba de que es una labor peligrosa recuerda el precio que implica estar en el ojo del huracán: “Me han insultado por las redes, me han dicho guarimbero cuando yo no apoyo la salida violenta, para mí la salida es democrática. Un día me paré en una panadería y cuando salí estaban los cauchos de mi carro todos apuñaleados. Qué casualidad. Tengo presunción de que tengo el teléfono intervenido, no sé si por el gobierno, las autoridades policiales, pero sé que lo tengo. Yo creo que no estoy haciendo algo malo, deberían perseguir delincuentes.”
Aunque se diga que el celular es el arma más poderosa de este llamado periodismo ciudadano, para él no lo es. “Es todo y es nada. Es una ventana al extranjero. Gracias a las redes salen las cosas de las fronteras, pero aún es muy débil. Yo creo más en un boca a boca. En ir a la cola para comprar pollo y decirle ‘no importa si eres chavista o escuálido’ este país pudiese ser diferente. Tus hijos pueden surgir y los míos también. Necesitamos un cambio general. Pegar afiches. Volantear. Esa creo que es la estrategia para poder hacerle frente a la censura de los medios y las cadenas del gobierno”, enfatiza mientras enseña algunos volantes que ha ido recopilando con diferentes mensajes.
¿Al final? ¿Cuándo se acaba esta labor? ¿Después qué? “Yo creo que seguiré haciendo este trabajo mientras hayan aprehensiones injustas. Siempre me he considerado de izquierda, he repudiado los actos de la ultraderecha, la verdad es que nunca había tenido un compromiso social. Creo que voy a terminar especializándome en el periodismo de los Derechos Humanos, es un tema que me apasiona, creo que puedo ser útil. Yo no estoy ligado a ningún partido político, nadie me paga nada. Yo podría considerar este mi trabajo de día a día.”, concluyó. Incluso no descarta formar parte de un medio grande, siempre y cuando pueda mantener su línea independiente y honesta. Cosa que en algunos medios de este país, parece ser utópica.
La locura mediática
Junto a Melanio otra chica que también ha adquirido gran notoriedad en las redes sociales y en los medios gracias a que siempre está presta a atender los casos de jóvenes detenidos es Laura Solórzano, que con 27 años, lo que más llama la atención es que ni siquiera es periodista. Estudió filosofía aunque asegura que siempre ha tenido la venita periodística. Todo lo cuestiona, todo lo comprueba, todo lo analiza. Cosas que suelen ser requisitos para ejercer la carrera, pero ella siempre lo ha hecho de manera intuitiva. Escribe en blogs desde hace años, actualmente es colaboradora de la página Prodavinci y tiene experiencia en el área de las redes sociales. Siempre ha estado enganchada con el tema del periodismo 2.0 en tiempos de protesta. Piensa que internet es una herramienta “que se la pone difícil a los dictadores”.
La historia de Laura se cruza con la de Melanio cuando el 12 de Febrero se les pierde el mismo amigo. Antes de eso, ni se conocían. Hoy en día trabajan de manera coordinada. “Cuando fui a la marcha del 12F, me enteré de que había un chamo muerto y que uno de mis amigos estaba detenido. Me enteré por Melanio y comencé a llamar abogados por mi cuenta. Comencé a hacer un search en twitter y pensé: ‘Debe haber gente que tiene chamos desaparecidos y no saben donde están’. Yo monté en mi blog la lista de los detenidos que me dieron los abogados que llamé y el Diputado Miguel Pizarro. De repente, la gente empezí a enviarme nombres de detenidos. Al día siguiente en una de las manifestaciones de Valencia yo tuiteo que hay un chamo detenido y la mamá me escribe y yo comienzo a hablar con ella“, recuerda mientras tuitea una información que le acaba de llegar.
Pero hasta ese momento no había empezado la locura mediática como ella lo llama. Hasta ese momento solamente contaba con algunos RT más de los que normalmente tenía. La cosa explotó luego: “El viernes (15F) en las protestas en Caracas me llega la información de que había ingresado un herido por herida de bala y lo coloco en twitter. Ramón Muchacho (Alcalde de Chacao) me escribe y me pregunta por esa información porque él no tenía registrado ningún herido. Yo me puse muy nerviosa porque empezaron a hacerme demasiados RT y a crecer en seguidores. Yo ante la duda volví a llamar y pregunté que si estaba seguro y me dijo que sí, que había ingresado una persona por herida de bala de plástico. Muchacho me seguía diciendo que él no podía hacerse eco de eso porque no tenía la información oficial. Yo le dije que no importaba porque si él decía que estaba protestando el seguro no le iba a cubrir la operación al chamo. En ese momento la gente empezó a colocar ‘información verificada’ y allí fue cuando yo me dije ‘se acabó el trolleo por twitter’. Mi hobby era trolear al gobierno por twitter”, comenta entre rizas. Ese día @LauSolorzano tenía 8 mil seguidores, hoy en día tiene más de 20.
“A mí me gusta entender mucho la otra postura, saber por qué hay gente que piensa de otra manera.”
Para ella sí es cierto que existe una censura de los medios, pero también siento que esos medios que eran de “oposición” se viciaron cuando comenzaron a mostrar solamente un lado de la verdad. Ante la pregunta de si precisamente le han caído encima por mostrar “solamente un lado de a verdad”, responde: “Para nada, incluso a mí me sigue Pedro Carvajalino de quien fui muy amiga y muchos chavistas. Porque yo la verdad es que siempre he sido muy respetuosa. Y cuando yo digo trollear al gobierno no es burlarme de él, sino ponerlo en evidencia. Ir tomarle una foto a un anaquel y subirla. A mí me gusta entender mucho la otra postura, saber por qué hay gente que piensa de otra manera. Es que trato de dar información verificada y no emitir opiniones. Pero nada de amenazas ni nada. Nada de ofrecerme coñazos en la calle”.
Igual que el caso anterior, muchas aseguran que esto se trata de pescar en río revuelto, aprovecharse del desastre para ganar dinero: “Que una madre te dé las gracias por informar sobre su hijo es la mayor motivación. Yo no recibo dinero por eso, más bien tuve más de una semana sin ir a trabajar por dedicarme a esto. El hecho de ayudar para mí es demasiado importante. Yo un día les di de mi plata a Melanio y sus amigos para que le compraran algo a los chamos, pero yo todo lo hago con mis recursos, desde mi celular, un cuaderno. Mis llamadas las hago yo, como en la calle, lo que sea. En mi trabajo afortunadamente mis jefes son súper panas. Yo no tengo carro, así que se muevo en mototaxi, metro y camionetica”.
Tampoco es por el faranduleo, segura. Confiesa que odia las entrevistas, y que todo lo hace realmente porque quiere que se sepa lo que está pasando acá. Aunque se sintió halagada cuando un periodista de la BBC que siempre ha admirado se puso en contacto con ella para que lo ayudara a conseguir una data de ciertos detenidos y cuando la utilizaron como fuente en el periódico 2001. “Por supuesto que son cosas que te hacen sentir bien”, infiere.
¿Cuál es el aporte más allá de informar lo que pasa? ¿De verdad esto es un ejemplo de todo el peso que tiene internet en la realidad sociopolítica de un país? Laura concluye: “En Venezuela hay tantos celulares como personas. La mayoría de los celulares tienen cámaras y por mensajes de texto pues enviar un tuit. Ya allí tienes un medio, algo para decir si algo es verdad o es mentira. Internet te abre la ventana al mundo. Puedes conocer un sitio al que no hayas ido. Es un mar de conocimientos. Yo conozco muchos chamos de zonas populares que son unos duros en internet. Yo digo que el que domine internet va a ganar la batalla. Internet lo hacen los usuarios, internet no son las redes y las máquinas que están conectadas, son los usuarios que están detrás del teclado. Se trata de saber usar las herramientas”.
“Yo digo que el que domine internet va a ganar la batalla.”
Con el tiempo muchos otros periodistas se han pegado en esta onda de informar independientemente de lo que una línea editorial les imponga. Hemos visto renuncias al aire, periodistas que aseguran ser despedidos por pensar diferente, manifestaciones de descontento a través de las redes sociales contra el medio y una larga lista de cosas que sin duda serán parte de la biografía de este país. Han pasado más de dos meses desde que se iniciaron las protestas en diferentes puntos de país. Hoy en día, ya los focos de protesta son menos, pero algunos están más radicalizados. Unos dicen que hay infiltrados, otros que es la gente arrecha, otros que son provocados por la represión de los organismos de seguridad, otros que son grupos violentos que lo que quieren es incendiar el país para generar una situación de inestabilidad y otros que ejercen su derecho a manifestar pacíficamente. La verdad es que parece haber de todo. Las razones para protestar son totalmente válidas, lo que se pone en duda son los caminos que se están tomando para hacerse sentir. Algunos dirán que es necesario, los demás dirán que no es el camino.
Después de todas las lamentables muertes, heridos, detenidos y daños materiales hoy Venezuela sigue estando a la expectativa. Lo actores políticos están moviendo sus piezas y los ciudadanos de a pie han ido retomando sus actividades cotidianas poco a poco. Las intenciones de un diálogo del gobierno con factores de oposición pone el conflicto en otro nivel. ¿Será la solución? Sin duda, parece ser un primer paso. En el país sigue habiendo una tensión porque la verdad es que hay un montón de cosas por las que protestar, la clave está en no atropellar al que está a nuestro lado para hacerlo notar.
¿Y los medios? Pues pasarán a la historia por el papel que están desempeñando (porque incluso el silencio significa una decisión). Así como todos los que le han hecho RT a alguna foto, han compartido un artículo, han aguantado bombas lacrimógenas, han desmentido imágenes falsas, han dado ideas para protestas creativas, han puteado las guarimbas, se han tomado selfies con los militares o han sido como Melanio, Laura y todos los demás que gracias a un celular e internet han tenido el deseo incólume de expresar lo que pasa a su alrededor, cambiar sus realidades y hacer de Venezuela el país que todos queremos.
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